Día de la psicología

El 24 de febrero se celebra en España el día de la psicología, en conmemoración al nacimiento de esta ciencia tan reciente. Me gustaría aprovechar este día para hacer una reflexión personal sobre lo que significa para mí la psicología.

Lo cierto es que empecé la carrera sin tenerlo muy claro. Siempre he sido la típica persona que ayuda a los demás de forma desinteresada pero de ahí a dedicarse a ello va un trecho. Todo el mundo pensaba que acabaría trabajando de otra cosa que no fuera de psicóloga por la falta de salidas profesionales y yo también lo pensaba. De hecho, el primer día de carrera en la presentación el docente comentó el número de abandonos que había y el porcentaje de personas que finalmente acababan ejerciendo la profesión. Evidentemente no me achanté ante el ínfimo número de éxitos y pensé que como mínimo serían conocimientos interesantes de adquirir.

La verdad es que encontré la carrera muy teórica, demasiado, pero me sirvió para darme cuenta de que me gustaba mucho más de lo que pensaba y que la rama que más me llamaba la atención era la clínica. En ese momento de mi vida y casi por casualidad me llegó un e-mail en el que se ofrecía una formación teórico-práctica de dos años con pacientes reales desde el primer día. No me lo pensé dos veces y me apunté, sin confiar demasiado en mi suerte, ya que sólo podían acceder 4 personas de todas las que se presentaron.

Esa formación fue la gran revelación. Descubrí lo mucho que me gusta la psicología y como disfruto al ayudar a los demás. Fue una época dura, constantemente a prueba, constantemente evaluada pero con unas ganas increíbles de aprender; leí infinidad de libros y le dediqué prácticamente todo mi tiempo libre. Al fin y al cabo estaba aprendiendo una profesión y podía poner a prueba mi aprendizaje cada día. A partir de ese momento empecé a trabajar en un centro de psicología y seguí formándome haciendo otro máster que me enriqueció aún más y varias formaciones. Soy consciente de que esta profesión está en constante cambio y requiere esfuerzos y estudio constante. Pero dicen que sarna con gusto no pica ¿no? Empecé a trabajar en varios sitios y a la vez hice voluntariados en otros para ir empapándome de diferentes disciplinas y  maneras de trabajar.

A día de hoy puedo decir que cada día me gusta más mi profesión. Recientemente he abierto un despacho propio y sigo nadando como los salmones, a contracorriente, intentando que funcione. Desde luego no es una profesión fácil, pero es muy satisfactoria a nivel emocional. Lo que más me gusta es cuando doy el alta a mis pacientes. La cara de felicidad que reflejan cuando les digo que ya no es necesario continuar la terapia, sus comentarios alentadores y la sensación de trabajo bien hecho no tienen precio.

Hay gente que piensa que hay psicólogos que lo son sólo para conseguir mucho dinero. Nada más lejos de la realidad. Para ser un buen psicólogo hay que sentir la vocación. Requiere grandes esfuerzos, inestabilidad y falta de rutina, y hay que estar muy motivado para no tirar la toalla e irse al camino fácil.

Por desgracia la psicología sigue siendo un gran tabú y eso dificulta nuestro trabajo. Siempre hago la comparación con la medicina, pero es que realmente es la ciencia que más se parece aunque haya gente que se sorprenda al leer estas palabras. Del mismo modo que cuando nos sale una mancha en la piel vamos al dermatólogo, o si nos duele el tobillo vamos al traumatólogo, si nos encontramos tristes o ansiosos deberíamos acudir al psicólogo. Pero esto aún no funciona así. La gente se avergüenza de ir al psicólogo, y lo ocultan. No van hasta que no pueden más y/o los problemas están enquistados y mucha gente se niega a ir “porque yo no estoy loco”. Recordad que no deja de ser una dolencia más, no es necesario estar desequilibrado para ir al psicólogo. Simplemente es bueno que vayas si sientes que algún problema te desborda y no sabes cómo resolverlo. Además la psicología es una profesión en la que hay un gran intrusismo laboral. Sólo nos faltaba ya la aparición de los coachers. Para ser coach no necesitas ser psicólogo y mucha gente prefiere ir a un coach porque suena menos “enfermo”.

Si eres de los reacios a ir al psicólogo, piensa que por probar no pierdes nada. Siempre digo que es mejor arrepentirse de las cosas que se han hecho que arrepentirse de lo que no se ha hecho. Si piensas que “no crees en la psicología”, lo cierto es que es una ciencia, no es cuestión de creer o no creer. Existen numerosos estudios que demuestran su eficacia. Abre tu mente y confía, el orgullo no te llevará a resolver tus problemas.

Me gustaría acabar esta reflexión animando a todo aquel o aquella que dude si hacer la carrera o no. Es un camino difícil pero muy satisfactorio. Para lanzarse a ello hay que estar muy motivado y con la paciencia bien cargada. No obstante, si las fuerzas flaquean es importante decir que la psicología es más que la clínica, hay otras ramas a las cuales es más fácil acceder.

Encarni Muñoz Silva

Psicóloga sanitaria, 16918

 

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